Una vez más el parto planificado en domicilio es blanco de ataques prejuiciosos
y desinformados; disfrazados de una supuesta preocupación por el bienestar de
las mujeres, quienes al parecer, para el sistema médico hegemónico, seguimos
siendo incapaces de decidir y elegir de manera autónoma, responsable e
informada. Se amparan en el deber ético de los/as profesionales de la salud de
brindar información; sin embargo lo que siguen sin comprender cabalmente es que
la información brindada debe ser necesariamente completa, actualizada,
verdadera (avalada por la ciencia), oportuna y adecuada, y no justamente la que
se adecúa a sus necesidades personales y/o corporativas.
El jueves 24/11/2016 (a un día de la conmemoración del Día Internacional de la eliminación de la Violencia de Género, curiosa elección) SOGIBA lanzó en las redes un comunicado titulado “Parto domiciliario: Posición de SOGIBA”, pueden ver el comunicado en su página de Facebook.
Ante todo, es evidente la falsedad categórica en la que incurren en su
texto, pretendiendo mostrar que su postura está únicamente basada en evidencia
médica y científica sin explicitar sus fuentes, ni los estudios en los que éste
se basa, lo que a todas luces demuestra el abuso de poder con el que se
manejan, haciendo uso de la creencia social de que todo lo que dice un
profesional de la salud es ciencia por el mero hecho de “portar ambo y ostentar
título”. Y por otro lado, los estudios e investigaciones, no son axiomas
matemáticos, rígidos, universales e inmortales, la prueba está en que muchos
son rebatidos, ya sea porque cambian las características innatas de la
población o porque el nivel de error aceptable de la muestra es más
significativo, o simplemente porque se realizan desde preconceptos sesgados. E
incluso aquellos considerados correctos tampoco son el todo, son una parte, y
leerlos sin contexto es hacer una mirada parcial y hasta oportunista de la una
realidad que los excede.
Además de otros múltiples cuestionamientos que como agrupación tenemos
para hacerle a ese documento, nos parece importante centrarnos en desmontar un
mito: No te morís de “parto en casa”, ni la mujer, ni el bebé, como
tampoco te morís de “parto en institución”. Y pensar que la causa de muerte de
una mujer o su bebé es la elección de donde decide parir solo habla del
desconocimiento absoluto sobre los ejes donde se asienta la seguridad del parto
planificado en domicilio.
Las causas evitables de morbimortalidad materno-infantil, están
asociadas a la precaria condición de vida y/o salud; a la ausencia de
profesionales de la salud en los casos donde es necesaria su intervención; a la
incorrecta y/o inoportuna atención profesional; a la falta de acceso a los
insumos correspondientes y a un seguimiento del embarazo escaso o precario que
no permite realizar un adecuado tamizaje obstétrico. Y luego están por supuesto
las tragedias, aquellos casos donde aunque se actúo de manera oportuna y se
tomaron todos los recaudos el desenlace es completamente adverso. Si podemos
por un momento dejar de lado los prejuicios, los intereses y la condena social
queda en evidencia que estas causas pueden estar presentes en cualquier
escenario donde suceda un nacimiento.
No te mata la casa, como no te mata la institución, falleces en función de las circunstancias puntuales de ese nacimiento. Por supuesto existen riesgos asociados a un parto planificado en domicilio, como también existen en los partos en institución. Es real que si estás en tu casa, no estás “al lado del quirófano” y el acceso a la institución está mediado por un traslado. Pero vamos a sincerarnos, ¿cuán veloz es el acceso al quirófano y a la cirugía inmediata estando dentro de la institución?, ¿cuántos anestesistas hay disponibles en cada institución?. Y lo que es más interesante, ¿cuántos pocos nacimientos donde se preserva la fisiología han asistido que aún siguen creyendo que el parto es un evento patológico, una bomba a punto de estallar? y ¿de cuánto tiempo de más se dispondría si las instituciones argentinas estuvieran abiertas a articular correctamente con la asistencia domiciliaria, de tal manera que desde el domicilio el equipo obstétrico pudiera informar vía telefónica y esa mujer y su hijo/a fueran recibidos/as de manera idónea?
A su vez, la institución presenta riesgos que le son propios, las
infecciones intrahospitalarias y un índice más elevado de probabilidad de
iatrogenia, por ejemplo; y sin embargo la causa de la muerte en esos
casos no se reporta como “parto en institución”, tan sólo se describe la causa
real de la muerte. El sistema médico hegemónico desde su soberbia y prejuicios
nos ha hecho creer (y se ha convencido así mismo) que morimos de “parto en
casa” y nos salvamos por “parto en institución”, ha logrado que “parto en casa”
aparezca en las estadísticas como un ítem concreto y aislado de contexto,
mientras que “parto e institución” va al lado de “hicimos todo lo que pudimos”.
La discusión sobre parto planificado en domicilio vs. parto en
institución, no sólo es estéril sino peligrosa, porque convenientemente esconde
lo que verdaderamente hay que cuestionar: ¿cuál es el modelo de atención
perinatal que cabalmente vela por el bienestar integral de la diada, la
garantía de sus derechos y autonomía?, ¿qué entendemos por salud, seguridad y
bienestar? Y ¿cuál es el verdadero lugar del equipo obstétrico, las intervenciones
y la medicalización? Sin importar el escenario que esa mujer elige, una
decisión, que de más está decir, es su legítimo derecho.
Lamentablemente a quienes integran el sistema de salud y a la población
en general nos cuesta ver que la atención médica y en ese sentido los/as
profesionales de la salud son una pieza importante, pero solo una pieza al fin,
son parte de un entramado mucho más complejo y completo. La salud no es la
práctica médica per se y en la medida que los/as ciudadanos/as no seamos
tenidos/as en cuenta como interlocutores válidos en la construcción de
políticas de salud, estamos siendo continuamente violentados/as y sometidos/as
por el abuso de poder.
Si es
real la preocupación de SOGIBA por el bienestar de la sociedad, cosa que
agradecemos, los invitamos entonces a informarse debidamente sobre el parto
planificado en domicilio, a consultar estudios científicos con alto nivel de
evidencia y recomendación (no solo a decir que basan su postura en la evidencia
médica y científica sin citar las fuentes); a abrir el espacio de diálogo y
construcción conjunta con sus colegas que asisten en domicilio y las familias
que eligen este modelo y así dejar de una vez por todas, de hablar de lo que
creen saber, pero que a todas luces desconocen.
Y sobre
todo, los/as invitamos a generar acciones concretas que minimicen los riesgos a
los que somos expuestas las mujeres y nuestros/as hijos/as bajo un modelo de
atención intervencionista y vulnerador de derechos, mayoritariamente presente
en las instituciones.
Buenos Aires 29 de noviembre 2016
Fortaleza´85
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