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El Parto en Casa no se defiende



Por Marcia Cortese, Violeta Osorio, Rosana Mazur

Con reiterada frecuencia y de manera muy conveniente se realizan mediáticos ataques al parto planificado en domicilio, posturas plagadas de prejuicios, datos sesgados, casuística convenientemente usada y miedo, ante todo, miedo a perder la hegemonía… Podríamos incluso afirmar que se trata de las famosas “patadas de ahogado” de un sistema de atención intervencionista en vías de extinción.

Sobre esto ya hemos escrito en otras oportunidades (aquí y acá). Sin embargo, tal vez como consecuencia de este fenómeno venimos observando otro más que interesante, y es la insistente y reiterada frase con la que empiezan la gran mayoría de las defensas frente a este ataque...

“La gran frase”

“Yo NO defiendo el parto en casa” y enseguida continúan con “pero respeto la libre elección de las mujeres”, con este casi esquizofrénico enunciado suelen sentar su posición aquellxs que defienden derechos sexuales y reproductivos, el parto respetado y  luchan contra la  violencia obstétrica. Una situación que nos hace pensar que existen derechos políticamente correctos para defender y otros para nada convenientes.

Pareciera ser que decir abiertamente “defiendo el parto en casa” (ya sea que lo elija o no para mi vida) fuera un especie de bomba a punto de estallar, ese incómodo conocidx al que invitamos a tomar mate en casa pero con quien no conviene que nos vean, porque quién sabe qué pensará la gente, ¿qué no somos serixs tal vez?, ¿qué nos dejamos llevar por modas y somos elitistas y snob?, ¿qué nuestro argumento carece de validez por ser “amigxs” del patito feo?

Como el café a la úlcera

Sin lugar a dudas, el parto planificado en domicilio es una realidad que irrita. Después de años de activismo hemos podido corroborar cómo, incluso entre personas con acceso a la información y muy comprometidas con los derechos perinatales, la sola intención de asumir el parto planificado en domicilio como un modelo más del sistema de salud al que tenemos derecho, les cambia el gesto... es evidente que es políticamente incorrecto posicionarse abiertamente a favor del parto planificado en domicilio (se elija o no para la vida personal) y de esta manera del derecho de las mujeres a elegir cómo, dónde y con quién parir. No nos confundamos, decir "yo NO defiendo el parto en casa" no es darle la espalda al modelo de atención, sino a las mujeres y familias que lo eligen y de esta manera, avalar a quienes, desde el prejuicio, el miedo y la desinformación vulneran su autonomía.

Seamos honestxs, es por lo menos contradictorio defender el derecho a elegir, pero no defender las opciones que existen, o acaso  vemos por ahí muchas frases del estilo “yo no defiendo el parto en institución” una aclaración que generaría estallidos de risa, cualquiera podría notar sin dudar lo absurdo que suena. Y eso, que el parto institucional en Argentina y en la región tiene cifras que nos dejan muy mal posicionados a la hora de reportar la calidad con la que asiste a las mujeres .

Sus altas tasas de intervenciones innecesarias deja en evidencia que el sistema de salud está diseñado para beneficiar intereses corporativos, más que la salud y el bienestar de todas  las mujeres y bebés. Pero claro, en el fondo todxs seguimos creyendo con mayor o menor conciencia que el parto en institución es lo que tiene que ser, lo que corresponde y lo que seguirá siendo, lo otro, lo del parto planificado en domicilio es solo una opción (con un toque de rebeldía) que usamos mientras papá institución se apiada de nosotrxs y empieza a tratarnos bien.

¿Por qué quien se considera militante de los derechos de las mujeres, especialmente los sexuales y reproductivos, entiende la soberanía sobre nuestros cuerpos a la hora de abortar pero no a la hora de parir?, ¿por qué quién trabaja por el parto respetado y en contra de la Violencia Obstétrica tiene tantos pruritos a la hora de hablar del parto planificado en domicilio?, ¿qué tiene el parto en casa que irrita hasta a quienes se embanderan como referentes de los derechos de las mujeres?.¿por qué parecieran sentir que su activismo pierde validez y legitimidad si se meten con “la moda esa de parir en casa”?

Y si nos sinceramos...    

Es hora de aclararnos, lo que “huele feo” del parto en casa, esa razón profunda y visceral de dónde surge ese “Yo NO defiendo el parto en casa”, es lo que evidencia del modelo hegemónico de atención institucional.

Es el parto planificado en domicilio como modelo de atención lo que no permite que se sigan y nos sigan mintiendo, diciendo por ejemplo: que el parto es peligroso y por eso “mejor prevenir que curar”, que es una patología y por eso quien toma las decisiones es el equipo obstétrico, que si no hacemos lo que nos dicen nos morimos y nuestrxs hijxs también. Lo que hace que nadie quiera meterse con el tema y que incluso se lo ataque reiteradamente es justamente que cuestiona profundamente y desde el hacer concreto al modelo institucional.

Cuando dicen “yo no defiendo el parto en casa”, lo que en realidad están diciendo es "sigo tolerando el modelo institucional actual”. Esa aclaración esconde el reconocimiento implícito de que la legitimidad y la autoridad la ostenta la institución y no vamos a enfrentarnos frontalmente con ella, solo un poco, lo justo, una pataleta nada más, porque hemos sido educadxs y criadxs para eso, para honrar las instituciones y depositar en ellas nuestra confianza y darles el poder.  

El parto planificado en domicilio es una bomba incómoda que todo el mundo se patea entre sí, pero no porque se mueran mujeres y bebés y haya que esconderlxs bajo la alfombra, sino porque interpela la realidad institucional actual  y sus raíces sociales y culturales; deja al sistema médico hegemónico sin argumentos, ni justificaciones.  

Asumir el parto planificado en domicilio en paridad con el parto institucional, una opción igualmente válida, segura y legítima y la mejor para aquellxs que lo eligen, implica entender que la institucionalización que nos vendieron como lo mejor y lo más seguro fue ante todo un negocio, el cual además, creció de espaldas a los derechos y el bienestar perinatal.

Y lo más difícil tal vez de ésto, es dejar de ver a la institución como el lugar donde entrego mi decisión y si algo sale “mal” no es mi responsabilidad, sino entenderla como el resultado de la elección autónoma y consciente de cómo y dónde quiero recibir a mis hijxs.

Inmersxs en la cultura de la obediencia y la culpa ¿estamos realmente preparadxs para ese nivel de protagonismo y soberanía? O ¿nos es más conveniente seguir en el juego donde me maltratan pero no tengo más opción y “yo no defiendo el parto en casa? Y esto, insistimos no quiere decir que todos los nacimientos deban ser domiciliarios.

Defender el parto en casa no tiene nada que ver con las elecciones que luego hagamos a la hora de decir cómo, dónde y con quién parir, sino con reconocer profundamente que, mal que nos pese, el modelo de atención institucional actual es peligroso y vulnera derechos y que no existe justificación real para que esto sea así.

Tampoco implica encerrarnos en casa y parir en ella sin elegirlo, sino exigir que la realidad en las instituciones cambien drásticamente, que dejen de guiarse por usos y costumbres y empiecen a asistir basadxs en la evidencia médica y científica, que el sistema de atención deje de estar armado para que el equipo obstétrico esté cómodo, tenga acceso al “campo de trabajo” y sea su bienestar lo que más cuenta, que el parto es un hecho íntimo, fundante y sexual y debe ser acompañado como tal, lo que implica no sólo no intervenir de manera rutinaria sino generar entornos que favorezcan la libertad y el respeto y ante todo garantizar la autonomía de la persona gestante.

El Parto Planificado en Domicilio no necesita defensa

Es hora de invertir los roles, dentro del panorama actual de atención perinatal, no es el parto planificado en domicilio quien tiene que seguir rindiendo cuentas sobre su seguridad y viabilidad y demostrando una y otra vez que es una opción legítima que preserva el bienestar materno-fetal.

Es por esto, que desde Fortaleza´85 no sólo defendemos el parto planificado en domicilio sino que es la realidad tangible y concreta desde la que nos paramos para cuestionar el modelo institucional y demostrar que se puede parir y nacer de otra manera. Y no porque creamos que todos los nacimientos deban ser domiciliarios, por el contrario, estamos convencidas que la discusión real no pasa por una cuestión de escenarios. Esa elección hace parte de la vida íntima y privada de cada persona gestante y su familia, la discusión real está ligada al modelo de atención perinatal, a los principios y fundamentos que los sostienen y la práctica que se materializa .

Parir en casa es mucho más que el lugar del nacimiento, se trata de un modelo de atención seguro y completo, el cual, entre otras cosas entiende el embarazo, el parto y el posparto como hechos saludables siempre y cuando no se manifieste lo contrario, un criterio que según la Organización Mundial de la Salud se cumple en más del 80% de los casos; caso distinto al modelo institucional donde todas las personas gestantes y nuestrxs hijxs estamos en riesgo (bajo o alto, pero riesgo al fin) lo que de manera inconsciente ya nos ubica en un lugar de dependencia del equipo obstétrico y la alta tecnología. Enfermas de embarazo y de parto y lo que habilita a lxs profesionales a intervenir de manera rutinaria, porque en ello encuentran seguridad y razón de ser, ¿quién ante una situación que cree peligrosa no actuaría?.

El parto planificado en domicilio, como modelo de atención asume a la díada como protagonistas y por supuesto a la persona gestante como principal figura de toma decisiones, lo que debería y suele traducirse en un equipo obstétrico que brinda información completa, verdadera, oportuna y adecuada y entiende que su lugar está en la sombra y sólo debe aparecer en caso de que así se lo requiera. Entiende el nacimiento como un evento íntimo, sexual y profundamente emocional cuyo entorno hay que cuidar y favorecer. Y asume al recién nacidx como bebé sanx y lx trata como tal, por lo mismo irá del canal de parto, al pecho de su madre, donde se quedará sin relojes, ni separaciones, ni 10 minutos para hacerle controles, ni “nosotrxs somos lxs que sabemos, en un rato te lx devolvemos”.

Y todo eso es posible, no porque el escenario del parto sea una casa, sino porque el modelo de atención domiciliaria ha encontrado que la seguridad, el bienestar y la garantía de derechos en un nacimiento se asienta sobre estas bases.


Desde esa certeza, evidencia y experiencia demuestra continuamente que la manera como nacemos actualmente, los protocolos institucionales que nos rigen no son un tema médico, ni siquiera científico, sino de orden cultural y político

Y aunque el parto planificado en domicilio es una realidad que no necesita de defensa para existir y seguir acumulando experiencia a su favor; nosotras SI hablamos en su nombre, porque más allá de los argumentos antes expuestos, estamos convencidas que defender derechos sexuales y reproductivos, trabajar por ellos requiere como primer paso dejar a un lado las opiniones y prejuicios personales, que están muy bien para la vida propia, pero no pueden ser el lente desde el cual decidimos que derecho es legítimo y que realidades deben ser tenidas.

Por eso, desde Fortaleza´85 elegimos construir salud perinatal desde una mirada amplia y diversa, que tenga en cuenta todas las realidades, todxs los actores y ante todo que proteja el ejercicio de la autonomía. 



Nota:  Si planificaste un parto en domicilio en Argentina, haya terminado en casa o no, desde Fortaleza´85 te invitamos a completar la encuesta sobre PPD. Los datos recabados son de vital importancia a la hora de defender nuestros derechos y ampliarlos, tanto para aquellxs que eligen casa como para quienes eligen una institución. Agradecemos difusión! Para completar la encuesta haz click aqui



FORTALEZA'85

Marcia Cortese, Violeta Osorio, Rosana Mazur, Andrea Paz, Bárbara Lorenzo, Francisco Saraceno

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